5 de septiembre de 2019

Y pasan los años…



Hace justamente 2 años que subimos la última entrada a este blog, las aventuras de los Dementes Mochileando siguieron rumbos diferentes, unos casados, otros yéndose a trabajar a otros países, varios habiendo estudiado, recibidos de diferentes carreras y algunos con hijxs ahora. Siempre unidos por nuestras interminables conversaciones sobre lugares visitados, sitios en los que estuvimos juntos y a los que iremos cuando estemos ya retirados de nuestros trabajos.

Personalmente yo estoy en un aprieto hoy. Mis intrépidas ganas de ir siempre más allá, de conocer más, de aprender, de mejorar, de crecer, de curar viejas heridas familiares, de buscar una posibilidad de una mejor calidad de vida, de paz, de sorprenderme cada día con pequeños detalles; todo eso me trajo a España.
Todos mis sentidos me dicen que me quede aquí, que pruebe, que lo intente, que en Europa está la respuesta para muchas cosas. Pero también mi corazón tiene algunos hilos invisibles que cruzan el Océano Atlántico y llegan hasta mi querido San Juan donde está mi compañero de vida, mi madre, mis hermanxs y sobrinxs.
Estos días se cruzaron muchos sentimientos por mí.
Ganas de irme, de volver a Argentina, de afrontar la dura realidad de mi país desde dentro, esforzarme para conseguir un trabajo, posiblemente mal pago, estar complicados porque “no llegamos a fin de mes”, vivir un interminable círculo de búsqueda de trabajo, entrevistas, llamados, ilusiones, desaparición de los posibles jefes, desilusión, angustia, juntar fuerzas, sacar energía y volver a la búsqueda de trabajo. Estar muy cerca de las personas que amo, aunque en ocasiones sin verlos porque todos trabajan el día entero, y a su vez sentirme cada día un poquito menos brillante, ver esa lucecita interior que se me apaga y empiezo a pensar: “…y si nos vamos a probar a otro lugar…”
Pero empezó a crecer en mí un sentimiento de bienestar. En España puedo perfeccionarme en la carrera que estudié; puedo hacer arte, y quizás sea mejorar valorado; puedo conseguir un buen trabajo, quizás de lo mío, o no, pero con un mal trabajo puedo vivir bien; puedo salir a la hora que quiera, sin miedo a que me sigan, me secuestren, me roben o me maten; puedo comer bien, comprarme las cosas que me gustan, y encontrar variedad de todo.
Sí, creo que la calidad de vida en Europa es mucho mejor que la de mi país, al menos ahora. Y no es que no vaya a volver nunca más; todo lo contrario, entre tantos pensamientos también se me cruzó que lo primero que voy a hacer es comprar un pasaje abierto para, en cuanto tenga unos días libres, ir a ver a mis amigxs y familiares.
Tengo miedo, sin duda, muchos miedos viven en mí en este momento. Suelo ser muy positiva y siempre pongo mucha energía en mi aquí y ahora, por lo que se que voy a lograr muchas buenas cosas si me lo propongo, pero por esos días se me cruzan preguntas como: ¿Haré bien en quedarme? ¿Conseguiré trabajo? ¿Me alcanzará lo que gane para mantenerme y ahorrar un poco para un pasaje? ¿Iré a estar bien unos meses sin mi compañero de rutas? Y otras tantas…